viernes, abril 30, 2010

Cielo















Ana, camino del colegio:

-Mamá, ¿qué hay arriba del cielo?
-Más cielo, hija.
-¿Y más arriba?
-Más cielo, y la luna.
-¿Y más arriba hay otras lunas?
-Sí.
-Mamá, ¿y si se cae el cielo qué pasa?
-No sé, ¿nos aplasta?
-¿Y el cielo está blando o duro?
- Muy blando

jueves, abril 22, 2010

Pérdida

Hasta que decidimos volver a colgarla en la pared pasó mucho tiempo. Aquel día nos despertamos, nos miramos a los ojos y supimos que había llegado el momento. Porque habrías cumplido diez años y tu sonrisa en la foto de la playa no dejaba lugar a la tristeza.

martes, abril 20, 2010

¿Significará algo que haya encontrado un tres de copas sobre la acera?

Ana dice que sus sueños están llenos de puertas. Y que sólo ella puede entrar.

Cuando cierra los ojos y ve "cuadraditos naranjas" dice que ya es hora de ir a dormir.

Últimamente, en sus juegos, siempre me toca ser la "vendedora de pilas".

EL PRÓXIMO 26 DE ABRIL NACE "ANALÍTICO"

"ANALITICO": EL PERIÓDICO QUE INTERACTÚA CON LOS LECTORES
Combina la información en estado puro y el análisis de actualidad
Está formado por periodistas, bloggers, directores, profesores, arquitectos, creativos, geeks y columnistas del papel
Estimados amigos;
Analítico ya navega por la red, lejos de imprentas y rotativas. Analítico es un nuevo periódico digital formado por un grupo de profesionales de la información que siempre ha aplaudido el nacimiento de cualquier medio de comunicación en pro de la pluralidad en un estado democrático. Analítico, fraguado a finales de 2009 y principios de 2010, se configura así como una nueva opción periodística para un lector ávido de información y análisis. Analítico reinventa la forma de hacer periodismo en plena era tecnológica. La fecha de salida está programada para el lunes 26 de abril.
Sitio web: www.analitico.es
¿QUIÉNES SOMOS?
Analitico está formado por un grupo de periodistas independientes que, cansados del stablishment montado, se ha dedicado en cuerpo y alma a reclutar a los mejores bloggers, directores, profesores, arquitectos, creativos, geeks y columnistas del papel para montar un nuevo modelo de publicación más específico y, de paso, poner el periodismo al alcance de todos, que es donde siempre debería de estar.

El resultado es un sitio de información independiente, útil y abierto, intuitivo, moderno, interactivo y compatible con cualquier otro periódico, con temas propios y no de agencia, más trabajados, y que se dedica a intercambiar las noticias de interés que circulan en Internet entre un grupo ilimitado de personas unidas por una red social sin fronteras. El lector lee y ve lo que quiere y no lo que le dice una voz anacrónica y desconocida. Vota y decide dónde van las noticias, o si éstas merecen la pena. Y además participa. Un periódico distinto manufacturado a mano y para todos los públicos.
SIEMPRE HAY UNA ALTERNATIVA
‘Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación’. Paradojas de la vida. Quién le iba a decir a Charles Dickens, el visionario periodista, cuando publicó Historia de dos ciudades que lo que estaba haciendo no era otra cosa sino adelantarse a su época y atisbar, con total nitidez, lo que muchos años más tarde sucedería. Que no ha habido un mejor y peor momento para hacer periodismo y que, en definitiva, ha cambiado la manera de entender la comunicación en el mundo.

Así están las cosas: el plan A es publicar un diario por el método tradicional que implica cortar árboles en Escandinavia, procesar la madera para convertirla en papel, transportarlo todo, montar la redacción, las máquinas de impresión y llevar el producto final a los quioscos. Ya les anticipamos para los que todavía no se hayan enterado de qué va la cosa: no es rentable.
El plan B es un grupo de periodistas a sueldo con un ordenador y un teclado, encerrados en una redacción, intentando descubrir qué está pasando en la Red y empeñados en ganar ‘usuarios’. A saber: copiando y pegando noticias de agencia, rebotándose a sí mismos en las redes sociales, publicando cualquier acontecimiento como si fuese un scoop y a vueltas con el pago por contenidos. Pero, ¿y sí hubiese otra forma de hacer periodismo?
La hay. Y para demostrarlo ha nacido Analítico. Pasen y lean el Manifiesto Analítico:
Gracias por su atención.
Equipo de Analítico

MANIFIESTO ANALÍTICO
Analitico es una idea convertida en medio digital a principios de 2010. Tiene, como fin formal, no sólo comunicar y luchar contra ciertas tendencias del periodismo actual, sino también el de promover el intercambio de conocimiento. Las reglas o principios que marcan la línea editorial de Analitico son sagradas, inmutables y están establecidas por:
0 No copiamos y pegamos teletipos de agencia.
1 En la mayoría de medios primero se publica y después se confirma. Aquí no está permitido. Nuestro propósito es observar, comprender e informar. Porque no sólo consiste en contar lo que ha ocurrido, sino en hacer pensar y fomentar el debate.
2 El sensacionalismo está prohibido.
3 Somos imparciales. Todo nuestro contenido está libre de prejuicios y no nos casamos con nadie, y mucho menos en nuestra sección de Política.
4 Los titulares planos no son válidos.
5 Todo lo superficial sobra.
6 El periodismo es intencional. Fijamos un objetivo e intentamos provocar un tipo de cambio. No entendemos otro tipo de periodismo.
7 Somos independientes. No estamos en manos de ninguna marca ni empresa, grupo de presión ideológico o político.
8 No contratamos becarios.
9 No usamos redacción física.
10 Las noticias son un bien público, y promovemos su intercambio entre un número ilimitado de personas unidas por una red social sin fronteras.
Por extensión, estamos en contra de Rupert Murdoch.
De esta forma firmamos nuestra declaración de intenciones y, como dijo Groucho Marx, si no les gustan tenemos otras.

Para mayor información, pueden ponerse en contacto con nosotros en:
E mail: redaccion@analitico.es

sábado, abril 17, 2010

Me acuerdo de...Guatemala

Me acuerdo del Volcán de Agua, de Fuego, del Acatenango y del Pacaya.

Me acuerdo del Día de la Altagracia, de cómo la gente hace cola para llevar a sus niños ataviados con el traje indígena para ver a la Virgen en la Iglesia del centro.

Me acuerdo de cómo encalaban las tumbas de los cementerios el 1 de noviembre, de los pétalos de colores que les echaban por encima (parecían pasteles), y los grandes barriletes (cometas) que, si el viento acompaña, vuelan por encima de los muertos y los vivos reunidos para celebrar el Día de los Todos los Santos.

Me acuerdo de los frijoles volteados y las tortillas.

Me acuerdo del estruendo de los fuegos artificiales el día de Nochevieja.

Me acuerdo del pájaro que se estrelló contra el cristal de la terraza y que Ana le echó confeti por encima.

Me acuerdo de los quetzales.

Me acuerdo de los paseos por Antigua los fines de semana y de la fuente de la Plaza con las estatuas de las mujeres que vierten agua por los senos. De las calles empedradas.

Me acuerdo de la marimba.

Me acuerdo de la cantidad de velas que había en una procesión en La Antigua y que Ana decía que los tronos eran trenes. De las alfombras de flores de la Semana Santa.

Me acuerdo del maíz amarillo y del maíz blanco. Del Popol Vuh. De que la carne de los primeros guatemaltecos fue hecha de maíz.

Me acuerdo de la Boheme en la zona 14. De las calles sin nombre. De las cuadras y los condominios.

Me acuerdo de los paseos con Ana cargada en la mochila por plaza Futeca hasta la panadería-pastelería La Francesa y vuelta a casa.


Me acuerdo de la Ceiba en las ruinas de Tikal, del lago Atitlán.

Me acuerdo de “sentate vos”.

Me acuerdo de los niños indígenas corriendo por la vereda de la carretera de arena camino del colegio.

Me acuerdo de los grandes contrastes entre ricos y pobres. De las habitaciones de servicio. De los uniformes de las empleadas domésticas.

Me acuerdo de los cristales tintados de los coches. De que “coche” significa “cerdo”. De los vigilantes armados.

Me acuerdo de los estadounidenses rubios con bebés indígenas en los brazos por las calles de Antiguay en los hoteles de la zona 13.

Me acuerdo de las pachas, de los güipiles de colores, del mercado de Chichicastenango y el olor a incienso.

Me acuerdo de la estación húmeda y de la seca.

Me acuerdo de dos avestruces en un restaurante de carretera camino de Monterrico.

Me acuerdo de los conejos de Tikes. De lo que le gustaban a Ana.

Me acuerdo de escuchar la radio en el coche y de que cada día había mucha gente que moría asesinada.

Me acuerdo de los paseos de los domingos por la Avenida que cortaban al tráfico cerca de casa. De Ana montada en los ponis o saltando en las camas elásticas. De los perros tan bonitos que había.

Me acuerdo del árbol de Navidad de plástico que compré en el mercado central y de los adornos. De que lo dejé en el armario en Guatemala.

Me acuerdo de Maya, de Celia y su hija Alfonsina.

Me acuerdo de Adela y de las clases de Belly Dance en un local en el que también solía reunirse un grupo que creía firmemente en la profecía maya de que el mundo se acaba en unos años y se estaban construyendo una especie de refugio en las montañas para escapar de las inundaciones.

Me acuerdo de la Araucaria que se veía desde el balcón. De las muchas noches que canté a Ana “Madrugaba el Conde Olinos” mientras trataba de que se durmiera en brazos.

jueves, abril 15, 2010

miércoles, abril 14, 2010

Y más...

Me acuerdo de los bocaditos de nata del Bresal.

Me acuerdo de una señora que me daba clases de inglés y que tenía enmarcada en el salón una foto de su marido que murió joven en la guerra.

Me acuerdo de buscar piedras planas para hacer la rana.

Me acuerdo de tirar chicles masticados por la ranura del ascensor aunque estaba mal.

Me acuerdo de hacer bolitas con los mocos.

Me acuerdo del Seiscientos y del día que lo robaron cuando volvíamos de bañarnos en la piscina del Hotel Las Vegas.

Me acuerdo del arroz con leche de mamá.

Me acuerdo de pintar ziriguizos con tiza en el porche del colegio.

Me acuerdo de todas las letras de las canciones de los Hombres G.

Me acuerdo del violonchelo de la madre de Elvira apoyado en una pared de su habitación, en su casa de la calle Puerto.

Me acuerdo de cuando no llegaba a la barra de arriba del 11 y me agarraba a Elvira para no caerme.

Me acuerdo de la burbuja rosa y de la carta de ajuste.

Me acuerdo de "Un globo, dos globos, tres globos, la luna es un globo que se me escapó".

Me acuerdo de que metía algodones en los primeros sujetadores para que pareciese que tenía algo más de pecho.

Me acuerdo de cantar en clase "España limita al norte con el mar cantábrico y los Montes Pirineos...)

Me acuerdo de buscar salamanquesas en Montoro y de las sombras de los zapateros en el fondo de los ríos.

Me acuerdo de que me caí al agua caminando por el borde de un estanque en el Paseo de los Curas. De los cisnes blancos y negros. De los patos.

Me acuerdo de que quería un lazo rosa para mi vestido de comunión, pero al final llevé uno blanco y fino anudado adelante. ¿no?

Me acuerdo del "Jesusito de mi vida eres niño como yo" que la abuela me pedía que rezase.

Me acuerdo de cuando volvíamos a Málaga después de visitar a la abuela. El coche tenía que dar la vuelta en una especie de rellano arriba y ella siempre lloraba y nos decía adiós con un pañuelo blanco en la mano. ¿no?

Me acuerdo de las gafas gruesas del señor que le llevaba las aceitunas a la abuela ¿Pedro? y de su grito "Teresa" desde la puerta.

Me acuerdo que el abuelo siempre me enseñaba una foto de la abuela y me decía lo guapa que había sido.

Me acuerdo de que la Historia Interminable está escrita en dos colores.





lunes, abril 12, 2010

Más recuerdos...

Me acuerdo del Boti-bota.

Me acuerdo de "De cada peca me sale una rosa y quien no tenga pecas es sosa".

Me acuerdo de los dos rombos.

Me acuerdo del "Ya tú sabes" de la República Dominicana.

Me acuerdo de los cromos, de los juegos con piedras, del juego de las tres en raya en las baldosas marrones y blancas del colegio. De Emilio, que bailaba break-dance encima del aljibe.

Me acuerdo del poliladro (pilla pilla de policías y ladrones).

Me acuerdo de que una vez casi rompo la batidora cuando metí las patatas sin cocer.

Me acuerdo de las medias lunas de chocolate en la pastelería La Exquisita.

Me acuerdo de cuando no había túnel para ir a la Plaza de la Merced.

Me acuerdo del hotel Miramar.

Me acuerdo de que me atraganté con una bola de chupa-chup bajando las escaleras después de una consulta con el Subiris. ¿Volvimos a subir?

Me acuerdo del teléfono de Verónica: 29 28 15

Me acuerdo del laberinto de cristales del Tívoli y de un concierto de la Década Prodigiosa.

Me acuerdo del profesor de Matemáticas del Instituto, que le llamaban el rey de los Unos porque casi nadie pasaba del 2 en sus exámenes.

Me acuerdo de una palma larga que trajo Antonio Heredia un domingo de Ramos. Que estuvo un tiempo en la esquina del salón pegada a la terraza. De que me gustaban sus ojos verdes.

Me acuerdo de las ganas de llorar que me daban los dibujos de Candy cuando sus enormes ojos azules temblaban y se llenaban de lágrimas.

Me acuerdo de Pórtugos, el Mundial de Naranjito del 82, un ratón y la picadura de una avispa en la piscina.

Me acuerdo de cuando pusieron las farolas en la calle Cervantes.

Me acuerdo de las comidas en el restaurante Chino de Cánovas del Castillo y de un camarero. No recuerdo su nombre.

Me acuerdo de los tes americanos con Pedro. De lo que me gustaba hacer vivac (dormir con el saco al raso, sin tienda de campaña). Dormirme viendo las estrellas y despertarme con el sol en los ojos.

Me acuerdo de un verano en Cazorla. De que había un sitio para bailar. De la trucha para comer y la piscina.

Me acuerdo de echar agua con jeringuillas en Las Alpujarras. De lo fría que estaba el agua del río.

Me acuerdo de "Unidad, Unidad, en el Frente Democrático de Izquierdas" porque escuché mi voz de 3 ó 4 años en una cinta.

Me acuerdo de las cintas y el tocadiscos.

Me acuerdo de los folios con rayas negras para poner debajo del papel y no torcerse.

Me acuerdo de la dentera que me daban las manos manchadas de arcilla cuando estaban secas.

Me acuerdo del hijo de Emilia, ¿Miguel?, de lo alto que era y de que una vez estuve en su casa jugando con una pistolita que disparaba a una pequeña pantalla en la que había animales o algo así.

Me acuerdo del momento en el que acabé "Por quién doblan las campanas", en la habitación de la calle Delicias. De la cara gorda y los rizos teñidos de la aquella señora, y de su hijo, que se acababa de ir de casa porque se había casado, pero parecía más bien marica. Yo ocupé su cuarto y siempre pensé que había salido pitando de esa casa y de su madre, que escuchaba cadena Dial a todas horas.

Me acuerdo de leer a Virginia Wolf en Pozuelo, creo que los diarios. De tener que dejar un mueble taponando la puerta de la casa cada vez que salía porque el perro se escapaba, de que el pobre animal lloraba de pena debajo de la cama cuando se iba su dueña, de la voz del pretendiente que hacía doblajes, de tirar sesos (creo que eran sesos) por el water porque me daba vergüenza decirle que no me gustaban.

Me acuerdo de la señal del bañador en verano. De lo roja que me ponía. De despellejarme y el olor del After Sun.

Me acuerdo de los chanquetes en la Carihuela.























viernes, abril 09, 2010

Me acuerdo...

Me acuerdo de aprender a hacer pompas con el chicle.

Me acuerdo de la Bola de Cristal.

Me acuerdo de la abuela enseñándome a hacer punto y de que me pedía que le enhebrase el hilo en la aguja.

Me acuerdo de las regaderas plateadas en el patio de la abuela. De las filas de hormigas. De que me gustaba fregar el suelo gris y cuando acababa el sol ya había secado gran parte y entonces volvía a empezar porque era un juego.

Me acuerdo de las pompas llenas de humo.

Me acuerdo de los guantes de goma en los pies y de la canción Debajo de un botón.

Me acuerdo de la litera de arriba.

Me acuerdo de la canción Lunes antes de almorzar.

Me acuerdo de los platos de plástico blanco para clasificar las piezas de los puzzles. Del olor del pegamento con el que se pegaban cuando se terminaban para hacer un cuadro.

Me acuerdo de una vez que salí con Mari Carmen a Boby Logan y conocimos a dos chicos, uno guapo y otro feo. Me tocó el feo, así que dije que iba al baño y volví a casa.

Me acuerdo de aquél perro viejo de la venta a la que íbamos a comer los fines de semana. No recuerdo su nombre.

Me acuerdo de los chinitos de la suerte.

Me acuerdo de los nidos de las cigüeñas en la iglesia de Montoro. Del olor de las diamelas.

Me acuerdo de las patatas crudas y del puré blanco.

Me acuerdo de lo rápido que conducía Antonio Heredia cuando le visitamos en Teberga.

Me acuerdo de la gata Margarita. De un hamster que se murió.

Me acuerdo de copiar cien veces No me portaré mal en la clase. De que me al final me dolía el dedo y perdía el autobús escolar porque esperaba a Verónica y ella escribía más despacio.

Me acuerdo de rezar antes de bajar las sillas de las mesas.

Me acuerdo de Eugenia, que me contó en el recreo que ya le había venido la regla, y que yo pensé que era porque estaba muy gorda.

Me acuerdo del cuadro naranja del hipopótamo.

Me acuerdo de la mesa de papá llena de fichas de libros. De la máquina de escribir electrónica.

Me acuerdo de jugar en los portales los días de lluvia.

Me acuerdo del Rastro los domingos por la mañana en busca de blusas hippies.

Me acuerdo de "los preñaditos" en el bar de Moncloa.
















Joven dominico haitiana se peina antes de ser bautizada por el sacerdote belga Pedro Ruquoy en Barahona. Orlando Barría

Gonaives (Haití)

Gonaives (Haití)
A solas con la palabra. Sep 2004